Bienvenidos de nuevo a PrevenBlog,

Cerramos la semana esperando el descanso del sábado y domingo, y nosotros cerramos la serie de dos posts que abrimos la semana pasada sobre intoxicación por monóxido de carbono, su prevención y las medidas y consejos a tomar ante este riesgo o peligro.

En el primer post nos centrábamos en los síntomas que podían llevarnos a pensar que estábamos ante una intoxicación por CO, e inclíamos cómo reaccionar según la intensidad de dicha intoxicación. Dejábamos para esta semana la prevención que atiende a los elementos calefactores, estufas y cualquier elemento que por combustión pudiera llevarnos a vivir una situación peligrosa.

No queremos empezar a hablar sobre las medidas y consejos a seguir para utilizar correctamente estos elementos de calor sin recordar que nos encontramos ante un enemigo, tal y como decíamos la semana pasada, muy “traidor”, por su silencio y por su sigilo en el momento de atacarnos.

stove-159675_640El CO no huele, no deja sabor y no se puede ver, es decir, no nos damos cuenta de que estamos intoxicados, aunque sea levemente, cuando ya es tarde.

Así pues, hoy es momento de acudir a la fuente, vamos a intentar que nadie tenga que aplicar las medidas, o conocer los síntomas, ante una intoxicación por monóxido de carbono, vamos a intentar que elementos tan comunes en casa, en el hogar, como una estufa, no sean peligrosas por el mero hecho de funcionar cuando son necesarios.

Vamos a establecer una serie de consejos sencillos y directos que, aunque veremos rápidamente que son lógicos y evidentes, a menudo olvidamos, tal vez, por un exceso de confianza o por un exceso de despreocupación ante una posibilidad que vemos lejana o improbable. Pero lamentablemente, la intoxicación por monóxido de carbono no es un hecho ocasional o anecdótico, lamentablemente se da más a menudo de lo que pudiéramos pensar.

Llevar a cabo un correcto mantenimiento de los elementos de estufas y calefactores.

Importantísima, simple e imprescindible medida que suele ser común en todas las normas de prevención en las que aparece cualquier tipo de tecnología o maquinaria.

Es fundamental que nuestras estufas, calefactores y cualquier elemento que combustione para emitir llama esté en perfecto estado, máxime cuando sabemos que ha estado meses sin funcionar antes de ponerlo en marcha.

Precisamente es la estacionalidad de estufas la que a menudo provoca problemas. Hay que comprobar, antes de que sea necesario su uso, que una estufa a gas o un calefactor funciona correctamente, sin problemas o sin malas combustiones.

La ventilación del espacio es una gran clave de seguridad.

Una vez hemos comprobado que la estufa o calefactor a gas funciona tenemos que asegurarnos que el espacio en el que va a funcionar está bien ventilado y que sus dimensiones no son demasiado reducidas.

Es muy importante tener presente que aunque una estufa a gas funcione perfectamente el CO se acumulará provocando una intoxicación si el espacio es pequeño y/o mal ventilado

Dentro de este apartado hay que recalcar un detalle frecuentemente olvidado. Si una estufa es grande y desproporcionada para el espacio, aunque éste esté bien ventilado, posiblemente tendremos mucho riesgo de intoxicarnos.

window-1202902_640Así por ejemplo, recordamos la tristísima muerte de varias personas hace unos años en la provincia de Castellón por utilizar estufas de granja, muy potentes y de mucha capacidad de combustión, en una casa cerrada, en un espacio desproporcionadamente pequeño respecto a la potencia de la estufa.

Para finalizar este consejo, recomendamos también ventilar toda la casa una vez al día, aunque haga frío, ya que así limpiamos el ambiente y podemos utilizar de nuevo las estufas sin que la combustión cargue un espacio ya cargado por CO. Es mejor abrigarse un poco en casa que correr riesgos innecesarios.

No dormir con estufas ni calefactores a gas encendidas

Relacionado con la medida anterior, este consejo es el más sabido y repetido especialmente por nuestros mayores, que provienen de años en el que la combustión era la única manera de calentar una casa. Al ir a dormir, hay que apagar calefactores y estufas, ya que dormidos no podremos de ninguna manera reaccionar ante una intoxicación por CO, por monóxido de carbono.

Del mismo modo, una vez calentada la casa, hay que aprovechar pequeñas aperturas, rendijas, rejillas o cualquier solución para que entre un poco de aire limpio sin que se note enfriamiento en la casa.

Utilizar, como norma general, aparatos que no combustionen para emitir calor.

Honestamente, no tenemos ninguna intención ni necesidad de abogar o de mostrar nuestra preferencia por, por ejemplo, estufas eléctricas, pero estos recursos no combustionan, por tanto no hay emisión de CO y la intoxicación no es posible. Son por ello especialmente preferibles para calentar espacios pequeños e incluso para dormir con alguna encendida para mantener la casa caliente.

De todos modos y como hacemos siempre, debemos leer muy atentamente las instrucciones de todo lo eléctrico o emisor de calor que utilicemos en nuestro hogar, e incluso consultar con los profesionales antes de comprar y de empezar a utilizar cualquier sistema o recurso para calentar la casa.

Finalizamos este post y esta serie, y lo hacemos en momentos en que en muchos hogares se empiezan a utilizar estufas y calefactores puesto que el frío ya llega y el otoño sigue su camino hacia el invierno, y esperamos que estos consejos y medidas ayuden a que nadie tenga problemas con este “enemigo traidor” que hemos conocido a fondo en estos dos artículos.

Una vez más, os invitamos a compartir este post en vuestras redes y os recordamos que la prevención en equipo siempre es más efectiva !!

 

También os puede interesar…

Pin It on Pinterest

Share This