Cómo evitar un incendio en la cocina. PrevenBlog

Bienvenidos de nuevo a PrevenBlog !!

Seguimos con la serie de artículos dedicados a la prevención de incendios en el hogar, o incluso, en nuestro centro de trabajo. De esta manera, la extinción y la detección se configuran como posibles complementos, ya que si nos anticipamos a posibles problemas con el fuego nuestra seguridad aumentará muchísimo.

La semana pasada nos centramos en la electricidad, en los problemas que puede ocasionar un cortocircuito, y os facilitamos 5 consejos útiles y prácticos que, esperemos, os ayuden en vuestro convivir diario con el alto número de dispositivos eléctricos e instalaciones que tenemos en nuestras casas. Con esta serie de artículos, esperamos complementar, desde nuestros espacios online, toda la oferta de servicios que desde Prevenfoc ofrecemos a nuestros clientes y amigos.

Pero centrémonos ya en nuestra “protagonista” de hoy: LA COCINA. El uso altamente frecuente de dispositivos de gas para cocinar, o placas de inducción, hace de este espacio un frecuente foco u origen de incendios en el hogar y en centros de trabajo que tengan la cocina como “instrumento” de su actividad (restaurantes, cocinas de colegios, hoteles, etc.).

Por tanto, es muy importante realizar una tarea de prevención efectiva y organizada, incluso en nuestras casas, ya que, y no nos cansaremos de repetirlo, la detección y la extinción de un incendio son en muchas ocasiones innecesarias si previamente se ha llevado a cabo una buena labor de anticipación al posible problema con el fuego.

Así, os planteamos hoy en PrevenBlog una serie de consejos o normas básicas a seguir que, pudiendo parecer lógicas e imposibles de olvidar, asiduamente pasamos por alto ya sea por las prisas o, sencillamente, por la confianza que tenemos al estar en un espacio en el que “nunca pasa nada”.

Sabemos que a menudo el mayor enemigo de la prevención es el exceso de confianza, ya que, como todos sabemos, “nunca pasa nada”…hasta que pasa.

Estructuraremos estas normas básicas en dos grandes grupos, para que puedan consultarse y recordarse mejor. Por un lado, las medidas que tienen que ver con cómo nos comportamos al cocinar, las que tienen que ver con nuestras costumbres o hábitos, podíamos denominarlas Medidas de Prevención ACTIVAS. En un segundo grupo, hablaremos de la preveción referente a las instalaciones, y las denominaremos Medidas de Prevención PASIVAS.

En el post de hoy, nos centraremos en las Medidas de Prevención Activas, y dejaremos las Pasivas para el artículo de la semana que viene.

Medidas de Prevención ACTIVAS.

Tal y como os hemos adelantado, son aquellas que dependen de nuestros hábitos ante elementos que generan fuego o calor y lo que hay que hacer es recordar que tendremos mucho ganado si las ponemos en práctica SIEMPRE, tengamos la prisa que tengamos y tanto si cocinamos una estupenda paella como si simplemente nos hacemos un simple, pero riquísimo, huevo frito.

Cocinar con atención y sin prisas.

Pues sí, por “tonta” que parezca esta norma o consejo os podemos asegurar que desgraciadamente os sorprendería, y mucho, el altísimo número de incendios que se producen en momentos en que se desatendió demasiado tiempo el fuego o fuente de calor. Por seguro que parezca, y los electrodomésticos cada vez lo son más, ciertamente, cocinar implica altas temperaturas por llama, por inducción o por emisión de calor, y esto siempre, siempre, entraña un riesgo, por pequeño que sea.

Hay que evitar salir de la cocina demasiado tiempo, más del razonable, estando atentos en todo momento a los elementos encendidos y a las ollas, sartenes, etc. Así, cualquier llama, cualquier posibilidad de que el agua al hervir se salga y apague el fuego mientras el gas sigue saliendo, cualquier anomalía o incidente podrá ser corregido de immediato, evitando cualquier situación peligrosa. Aunque a veces se hace, hay que evitar dejar la casa sola, o sin ningún adulto, mientras algún elemento de la cocina está encendido o funcionando.

Llevar ropa adecuada que minimice el riesgo.

No nos referimos aquí a llevar ropa especial ni sofisticadamente segura, en absoluto. Algo tan sencillo como evitar mangas anchas es ya de por sí una muy buena medida. Al cocinar, la manga que se lleva debería ser larga, para evitar salpicaduras que nos quemen, pero jamás ancha o con elementos colgantes, porque en un descuido podría prender por contacto con la llama del fogón de la cocina, por ejemplo.

Evitar la presencia de los más pequeños mientras cocinamos.

Todos sabemos que los niños son curiosos por naturaleza, y expresan a menudo esta curiosidad tocando todo aquello que les llama la atención, y esto en la cocina es realmente peligroso. Es muy interesante que siempre que cocinemos utilizando los fogones, del tipo que sean, procuremos que los niños no estén en la cocina.

Si los más pequeños de la casa quieren ayudar, cosa que siempre es buena y educativa, podemos hacerlo animándoles a hacer tareas sencillas que no entrañen riesgo de cortarse o de lastimarse, pero es mejor que lo hagan, por ejemplo, en la mesa del comedor o en otra estancia del hogar para que estén alejados del fuego o de los emisores de calor.

Dentro de este consejo, añadimos otro también muy importante: hay que mantener los mangos de sartenes apuntando hacia adentro de las encimeras o fogones, para que los niños no puedan agarrarlo en un momento de descuido, y para que nosotros mismos no tropecemos con estos elementos provocando que caiga el contenido con el altísimo riesgo que eso conlleva.

Evitar que haya corrientes de aire en la cocina.

De la misma manera que el agua hirviendo puede apagar el fuego y dejar que salga el gas, una corriente no necesariamente fuerte de aire puede provocar el mismo problema. Hay que cocinar de tal manera que, si tenemos una ventana abierta, mantengamos la puerta cerrada, anulando así la posibilidad de corrientes. Si el viento es fuerte en el exterior, es necesario cerrar toda ventana, porque una ráfaga fuerte podría, sin necesidad de que generara una corriente de aire, traernos problemas.

Limpiar inmediatamente aceite o grasa vertido sobre las encimeras.

Estos elementos son altísimamente inflamables, y si posponemos su limpieza en caso de que se viertan sin querer sobre la encimera o el suelo podrían incendiarse al contacto con alguna fuente de fuego o de calor. Si una sartén salpica aceite hirviendo o genera una llama, podría encender restos no limpiados de aceite o de algún tipo de grasa.

Seguir estas recomendaciones en el momento de freír alimentos.

Freír es una de las acciones que más riesgo de salpicaduras y de pequeñas llamaradas entraña. Es lamentablemente frecuente que los accidentes que se dan en la cocina tengan como origen cualquier tipo de fritura. Por esto, dedicamos este punto a desarrollar algunas medidas básicas específicas para esta técnica culinaria:

Evitar que la sartén esté llena de aceite, hay que evitar superar los 2/3 de su capacidad.
Los alimentos que han estado congelados deben descongelarse y limpiarse bien, para evitar que restos de agua generen salpicaduras cuando entren en contacto con el aceite a alta temperatura.
Secar bien cualquier alimento previemente lavado con agua, como por ejemplo patatas y verduras.
Cuando el aceite ya está humeando debido a alta temperatura hay que bajar el fuego y iniciar la fritura con el aceite menos caliente.
Ante cualquier llamarada hay que utilizar la tapa de la sartén, que conviene tener siempre cerca, y retirar rápidamente la sartén de encima de la fuente de calor o del fogón. Si se diera el caso de una llama alta e intensa, conviene tener a mano una manta ignífuga que ahogue el fuego sin prender. Este tipo de recurso es muy interesante de tener en la cocina, aunque lamentablemente no suele estar presente en los hogares.

Bien, pues hasta aquí esta primera entrega de las normas y consejos para evitar incendios en la cocina. Tal y como os hemos comentado, la semana que viene completaremos este artículo con las Medidas de Prevención Pasivas a tener en cuenta en la cocina.